Falcón| El «Camino de Moisés» en Cayo Muerto podría convertirse en una herida ecológica
En el Parque Nacional Morrocoy, frente a las costas de Chichiriviche, se encuentra Cayo Muerto, un rincón paradisíaco de aguas cristalinas. Allí, los turistas han abierto a fuerza de pasos un sendero en el fondo marino que hoy se promociona como “El camino de Moisés”. Desde el aire parece un fenómeno natural, pero en realidad es la señal visible de un daño ambiental en curso, advierte un grupo de juristas defensores del ambiente en el municipio Iturriza.
¿Qué ocurre bajo el agua?
Ese sendero no está hecho de arena inerte, sino de arrecifes coralinos, algas y pastos marinos que sostienen la vida de cientos de especies.
Cada vez que una persona camina sobre ese fondo, rompe corales que han tardado décadas en crecer apenas unos centímetros. Aplasta pastos marinos, esenciales para la reproducción de peces y crustáceos y, levanta sedimentos que impiden que la luz solar llegue a los corales y algas fotosintéticas, refieren quienes apuestan por la preservación ecológica de Morrocoy.
Lo que para el turista es un paseo pintoresco, para el ecosistema es una agresión constante.
Consecuencias si la práctica continúa
Si se mantiene «de moda» el paso incontrolado por el referido ecosistema, las consecuencias pueden implicar la muerte de los corales sustituidos por algas oportunistas que degradan el paisaje.
También será una consecuencia la pérdida de biodiversidad: peces, moluscos y crustáceos quedan sin refugio ni alimento; el impacto en la pesca local: menos peces juveniles afectan directamente a las comunidades costeras.
Erosión costera: sin arrecifes vivos que actúen como barrera, la playa pierde protección frente a marejadas.
Colapso del atractivo turístico: lo que hoy maravilla a los visitantes, mañana podría ser un fondo marino muerto, sin vida ni color, advierte el estudio.
La paradoja del turismo
El atractivo que da fama a Cayo Muerto es el mismo que, si no se regula, puede destruirlo. El turismo no planificado mata el turismo sostenible. ¿Qué podemos hacer?
- Respetar las zonas prohibidas para caminar.
- No extraer corales, conchas o piedras como “recuerdos”. Promover campañas de educación ambiental en operadores turísticos y visitantes.
- Impulsar la instalación de pasarelas flotantes que eviten el contacto directo con el arrecife.
Lo lamentable de todo, es que mientras las autoridades de Inparques se debaten en un conflicto interno con trabajadores y prestadores de servicios turísticos, el Parque Nacional Morrocoy sucumbe ante los excesos de todo tipo, como la música a todo volumen en los Cayos y bajos, peleas grupales, destrozos en las áreas verdes y, por supuesto, la eterna destrucción de los corales.
Cayo Muerto no necesita un “Camino de Moisés”. Lo que realmente necesita es que todos entendamos que cada paso sobre su fondo es un paso hacia su destrucción. Protegerlo es un compromiso de todos, para que siga siendo un paraíso y no una huella del descuido humano, concluye la investigación hecha por un grupo de ambientalistas de Chichiriviche.
Fuente: La Mañana Digital (Francisco Chirinos – CNP 9966) / Imagen: Cortesía.
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