César Burguera: El Cultural museo, su Salón Michelena y la perenne Puerto Cabello
«Ha arribado la aguardada fecha. Nos adentramos, con orgullo y fascinación, en los modernos e imponentes espacios del Museo de la Cultura»
El imponente santuario
Ha arribado la aguardada fecha. Nos adentramos, con orgullo y fascinación, en los modernos e imponentes espacios del Museo de la Cultura de nuestra entidad federal, que fuese plenamente reivindicado por una excepcional gestión de gobierno que ha tenido la impostergable misión de transformar a Carabobo desde aquel imborrable octubre del 2017. Irrumpe la integral recuperación de este verdadero santuario, epicentro cultural de las diferentes expresiones y movimientos artísticos de nuestro país. Más que una deuda, era una ineludible obligación, después de haberse sometido al cultural templo, por décadas, a un inaceptable olvido. Hoy se levanta como insustituible patrimonio de esta entidad federal y con esa exacta dimensión que dinámicamente se extiende o recorre todo el territorio nacional. El Museo de la Cultura lleva en sus fascinantes y renovadas alforjas el singular hecho de convertirse en receptáculo y escenario del emblemático Salón Arturo Michelena después de 15 años donde el arrebato, la codicia y la miseria se manifestaban en una minúscula y delictiva cofradía, bajo la insolente denominación del Ateneo de Valencia y desde donde deliberadamente privaron a todo un país de este icónico evento, reverencial suceso donde se daban puntual y anual cita las múltiples expresiones pictóricas acompañadas del interminable paso de numerosos artistas, con sus reconocidos y multiplicados talentos. Aún se espera la necesaria explicación, por parte de la cuestionada y atenea secta, del extravío de invalorables obras, que al parecer fueron prácticamente birladas para obtener un cuantioso beneficio económico y hacer posteriormente el respectivo y equitativo reparto entre cada uno de los “ilustres miembros”. Todo fue saqueo y pillaje. Allí se presentan, para un categórico reclamo, los perpetuos espíritus de Picasso, de Vigas, de tantos extraordinarios exponentes del arte y de la cultura, cuyas obras fueron sometidas a un vulgar pero sofisticado ejercicio de rapiña. La conciencia debe realizar su necesaria labor en aquellos que no solo se confabularon para el indecente y censurable timo, sino que promovieron la sistemática desaparición del emblemático y eterno Salón Arturo Michelena. Quince años han transcurrido, tres lustros se han agotado para volver a observar el solemne retorno, con una inusitada fuerza, del Salón Arturo Michelena, que colmará formidablemente los amplios espacios de nuestro imponente Museo de la Cultura y allí presentarse quien se ha constituido como la principal promotora de la reinvindicación, la insustituible inspiradora de ese denodado esfuerzo por devolver a Carabobo y Venezuela del más importante acontecimiento cultural y artístico del país. Es Nancy de Lacava, quien con su diaria dedicación e incondicional entrega ha hecho realidad este estremecedor episodio que aguardaba pacientemente todo un pueblo y ese amplio sector de expresión cultural. En días pasados Nancy de Lacava, visiblemente emocionada, presentaba el resultado de años de compromiso y entrega con el orgulloso anuncio de la formal apertura del reivindicado Museo de la Cultura, que servirá como mágica sede del 65 Salón de Artes Plásticas Arturo Michelena, acontecimiento que estará avalado con la activa participación de 248 artistas provenientes de todas las latitudes de nuestro territorio patrio. «Dentro de unas semanas vamos a inaugurar lo que va a ser icono de nuestro estado, este Museo de la Cultura que dará mucho de qué hablar y, sobre todo, el Salón Arturo Michelena, que como saben hace 15 años que no se realizaba, pero más allá de eso, tenemos 248 obras de artistas de todo el país, no nos alcanzaron las paredes para llenar de tanta belleza este Museo de la Cultura. De verdad agradecida con todas las personas, todos los artistas que participarán en el Salón Michelena». Nancy de Lacava recorría con plena satisfacción, con esa indudable sensación del deber cumplido, las áreas remodeladas y modernizadas del emblemático Museo de la Cultura y con la seguridad de haberlo convertido en majestuoso escenario donde se realizaran actividades culturales y artísticas de toda índole para los carabobeños y para todo el pueblo venezolano, en una suerte de inalterable legado. «Esperemos que este sea el inicio de muchísimas actividades que vamos a tener aquí en nuestro estado Carabobo”. A lo lejos se puede divisar la egregia figura de Arturo Michelena recorriendo raudamente el Paseo Cabriales para anunciar el sonoro retorno de su anual acontecimiento cultural. El Salón Michelena está de regreso.
El milagro porteño
En pasados días se presentaba la especial coyuntura de poder acompañar al gobernador Rafael Lacava en su diaria labor de inspeccionar, vigilar las obras que servirán de inigualable escenario para honrar el bicentenario de la Toma de Puerto Cabello. Y allí encontrarnos con una inimaginable realidad. La retórica y narrativa perdían su exacto concepto para convertirnos en privilegiados testigos de lo que se está llevando a cabo en esta eterna Puerto Cabello, su exacta magnitud que sobrepasa los propios límites de nuestra imaginación y así quedar irremediablemente atrapados en la prodigiosa visión que le ha proporcionado Rafael Lacava a este resplandeciente proyecto por consolidar a su ciudad natal en una de las más importantes y medulares urbes portuarias del continente. Es haber tenido nuestra imborrable oportunidad de estar presente en el medio de una enorme explanada donde concurren al unísono un Bolívar, aún más eterno y presente, igualmente la Plaza Bicentenaria y que irremediablemente decantarán o se confundirán con el azul intenso de nuestro Mar Caribe. Es haber traspasado los umbrales de un renovado y moderno Palacio Municipal, cuyos recintos se convertirán en dinámico centro de atención ciudadana. El mismo ayuntamiento, con su majestuosa presencia, nos acompañó para el seductor recorrido del mismísimo casco histórico absolutamente reformulado para convertirse en una insustituible metrópoli de sueños y de cantos. Los 200 años de La Toma de Puerto Cabello, marcará definitivamente el destino de esta irreverente ciudad, colmada de extensas costas acompasada con el intenso retumbar de sus tambores. Hemos llegado a creer que Rafael Lacava fue el ungido por la providencia para llevar adelante el extraordinario ejercicio de trasformar a Puerto Cabello. Nacido en ese territorio que parece abarcarlo todo y que lo ha llevado impregnado en su propio espíritu desde su misma niñez, cuando se encontró frente al incesante oleaje. Un porteño de a pie que ha querido y ama ilimitadamente a su ciudad y que de manera paciente esperó que le dieran esa oportunidad de entregarse a su costero pueblo. Fue esa misma providencia quien decretó que fuera el gobernador de Carabobo no solo en los 200 años de la batalla de Carabobo, sino lo premiará con ser el mandatario regional en los 200 años de la Toma de Puerto Cabello. Lacava representa, en su exacta definición, a tantos porteños, hombres y mujeres de carne y hueso que quieren observar, de forma detenida, la consolidación de la épica ciudad. Lacava surge, con esa preocupación y ansiedad a cuestas, para asumir el enorme compromiso e interminable lucha por Puerto Cabello. En definitiva ese ha sido su medular objetivo, subordinando su misma vida personal. Su vital elemento para convertirlo en un extraordinario servidor público que se sometió a ese destino supremo de la recuperación y desarrollo de su ciudad. Tenemos la absoluta certeza que podrá observar, conjuntamente con su arraigada familia, toda esta empresa de vida y lo consagrará como ese secular habitante que gestó a su ciudad como una referencia nacional e internacional. Y esa es la verdad.
Fuente: Notitarde / Imágenes: Cortesía.
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