Tal día como hoy #22SEP pero en 1929, Alexander Fleming descubre la penincilina

El 22 de septiembre de 1929, el famoso científico Alexander Fleming, en el St. Mary’s Hospital de Londres; publicó su hallazgo en septiembre de 1929 en el Bristish Journal of Experimental Pathology.

Desde la década de 1920, había mostrado gran interés por el tratamiento de las infecciones producidas por las heridas.

En 1929, después de haber vuelto de unas vacaciones, se percató de que en una pila de placas olvidadas antes de su marcha, donde había estado cultivando una bacteria – Staphylococcus aureus -, había crecido también un hongo en el lugar donde se había inhibido el crecimiento de la bacteria.

Resultó que el hongo “fabricada” una sustancia que producía la muerte de la bacteria; como el hongo pertenecía a la especie Penicillium, Fleming nombró a la sustancia que este producía penicilina.

Tal y como se ha podido demostrar en experimentos posteriores, en el “descubrimiento” de Fleming intervinieron una serie de factores para que se produjeran los resultados que todos conocemos: la placa no se puso a incubar en estufa de 37 grados centígrados – el crecimiento de la bacteria habría sobrepasado el del hongo – y además la temperatura del laboratorio no era superior a 12 grados centígrados – parece ser que hubo una ola de frío en Londres en aquel verano de 1929.

La molécula de penicilina resultó muy inestable y después de mucho tiempo intentando purificarla – aunque más tarde se demostró que era muy efectiva solo parcialmente purificada -, Fleming renunció a seguir trabajando en ello.

No fue hasta 1938 cuando un grupo de científicos encabezados por Ernst B. Chain y el profesor Howard Florey en la Universidad de Oxford reemprendieron los trabajos antes citados con investigaciones posteriores. Los ensayos clínicos efectuados con el material parcialmente purificado tuvieron un éxito espectacular. Por aquella época, en plena guerra en Europa, la molécula fue llevada a Estados Unidos, donde fue desarrollada y producida a gran escala. El primer ensayo clínico se hizo en enero de 1941 y en 1943 comenzó la producción comercial de antibióticos en Estados Unidos.

Acabada la Segunda Guerra Mundial, las compañías farmacéuticas entraron en la producción de penicilina de forma competitiva y comenzaron a buscar otros antibióticos. Fleming les había mostrado la dirección correcta.

A pesar de este gran descubrimiento, los antibióticos no se han difundido de manera igual en el planeta. Además, en las sociedades más avanzadas existe una prescripción demasiado alta de antibióticos, de manera que a menudo pierden su efectividad debido a que, por causa del uso continuado que hacemos, la bacteria se ha acostumbrado al medicamento, desarrollando lo que técnicamente se denomina resistencia. En España, se ha llegado a una resistencia a los antibióticos del 30% de la población.

El gran avance moderno de la quimioterapia procede del descubrimiento fortuito del hecho de que los microogranismos sintetizan y excretan – expulsan al exterior de la célula – compuestos que son selectivamente tóxicos para otros microorganismos.

Muchos de los animales que se usan para consumo humano son sometidos a administración de antibióticos a modo de profilaxis, lo que genera ya en origen una resistencia que puede ir aumentando.


@VenprensaLC